sábado, 28 de junio de 2014

LAS CRUZADAS



        Las cruzadas principales fueron ocho, además de muchas otras
expediciones de menor importancia a las que también se les dio este
nombre.

La primera cruzada la proclamó el papa Urbano 11 en 1095 d.C.,
en el Concilio de Clermont, donde una multitud de caballeros tomaron la
cruz como insignia y se alistaron en contra de los sarracenos. Antes de que
la expedición principal se organizara del todo, un monje llamado Pedro el
Ermitaño convocó a una multitud indisciplinada, que se dice fue de
cuarenta mil personas, y la condujo al Oriente esperando ayuda milagrosa.
Su desprovisto y desorganizado populacho fracasó. A muchos de sus
miembros los hicieron esclavos y a otros mataron.' Pero la primera cruzada
verdadera la emprendieron doscientos setenta y cinco mil de los mejores
guerreros de todo país de Europa, conducida por Godofredo de Bouillon y
otros jefes.
La segunda cruzada se convocó por las noticias de que los sarracenos
estaban conquistando las provincias situadas a poca distancia del reino de
Jerusalén, amenazando la ciudad misma. Bajo la predicación de San
Bernardo de Claraval, Luis VII de Francia y Conrado III de Alemania
condujeron un gran ejército para socorrer los lugares santos. Sufrieron
muchas derrotas, pero finalmente llegaron a la ciudad. No pudieron
recuperar el territorio perdido, pero sí postergaron por una generación la
caída final del reino.
En 1187 d.C., los sarracenos reconquistaron Jerusalén bajo Saladino y el
reino de Jerusalén llegó a su fin. Aunque el simple título "rey de Jerusalén" se siguió usando por mucho tiempo después.

La tercera cruzada:  La caída de la ciudad despertó a Europa a la tercera cruzada (1189-1191) que condujeron tres soberanos prominentes: Federico Barbarroja de Alemania, Felipe Augusto de Francia y Ricardo Corazón de León de Inglaterra. Pero, Federico, el mejor general y estadista, se ahogó y los dos reyes restantes se disgustaron. Felipe Augusto se fue a su patria y todo el valor de Ricardo no fue suficiente para llevar su ejército hasta Jerusalén. No obstante, concertó un tratado con Saladino, por medio del cual los peregrinos cristianos obtuvieron el derecho de visitar el Santo Sepulcro sin ser molestados.

La cuarta cruzada (1201-1204 d.C.)  fue peor que un fracaso, porque al final perjudicó mucho a la iglesia cristiana.
Los cruzados desistieron de su propósito de ganar Tierra Santa e hicieron guerra a Constantinopla, la capturaron, saquearon y establecieron su propio gobierno sobre el Imperio Griego que duró cincuenta años. A ese imperio lo dejaron tan indefenso, que simplemente era un insignificante baluarte en contra del creciente poder de los turcos. Raza guerrera, no civilizada, que siguió a los sarracenos como el poder dominante musulmán después de la terminación del período de las cruzadas.

La quinta cruzada (1217-1222 d.C.) la realizaron Juan de Brienne, rey de
Jerusalén, y Andrés 11, rey de Hungría. Los citados monarcas atacaron sin
resultado a los sarracenos en Egipto y Siria.

En la sexta cruzada (1228-1229 d.C.) el emperador Federico II , aunque
excomulgado por el papa, condujo un ejército a Palestina y obtuvo un
tratado por el cual cedieron Jerusalén, Jafa, Belén y Nazaret a los cristianos.
Puesto que ningún eclesiástico romano lo coronaría estando bajo la
expulsión papal, Federico se coronó a sí mismo rey de Jerusalén. Debido a
esto, el título "rey de Jerusalén" lo usaron todos los emperadores germanos y después los de Austria hasta 1835 d.C. Sin embargo, por el disgusto entre el papa y el emperador, se perdieron los resultados de la cruzada. En 1244
d.C., los musulmanes tomaron de nuevo Jerusalén y desde entonces
permaneció bajo su dominio.

La séptima cruzada (1248-1254 d.C.) se realizó al mando de Luis IX de
Francia, conocido como San Luis. Invadió por el camino de Egipto y aunque al principio tuvo éxito, los musulmanes lo derrotaron y apresaron. Lo rescataron por un gran precio y fue a Palestina, permaneciendo allá hasta 1252 cuando la muerte de su madre, a quien había dejado como regenta, le obligó a regresar a Francia.

La octava cruzada (1270-1272) estuvo también bajo la dirección de Luis IX, junto con el príncipe Eduardo Plantagenet de Inglaterra, después rey
Eduardo 1. La ruta escogida fue de nuevo por África. Pero Luis murió en
Túnez, su hijo hizo la paz y Eduardo regresó a Inglaterra a ocupar el trono.
De modo que, por lo general, esta se considera como la última cruzada y
fracasó completamente.

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